“Saida,
Asra”, el nuevo análisis de Graciela Fuentes
Jodie
Dinapoli
Con el objetivo de
analizar la intimidad del ser humano y su relación espacial con el mundo
material, los trabajos de Graciela Fuentes (Monterrey, 1975)
nos hacen partícipes de una especie de conjura espía. A través
del medio fotográfico y audiovisual, la artista examina la intimidad través
del hogar y la identidad. En su nueva obra, “Saida, Asra”,
dos videos de 3 minutos de duración, proyectados sobre ambos lados del
muro que forma un ángulo de 90º, la artista nos muestra una escena
en la que varias jóvenes egipcias danzan durante un evento familiar. La
instalación “Saida, Asra”, proyectada en el
Museo de Queens en Julio de 2006, en el Festival Video Dumbo de Brooklyn
en Octubre 2006 y en la Galería Remy Toledo durante la Primera
Semana Cultural Latinoamericana de NY en Noviembre 2006, está captada desde
un punto fijo desde el que se despliega una suerte de espacio abierto por el que
el espectador curioso, se asoma para observar a las jóvenes. Las niñas
son conscientes en todo momento de la mirada intrusa. Con abierto descaro se agrupan
frente al ojo ajeno, ellas mismas se encuadran dentro del objetivo de la cámara,
que insiste en enfocar tan sólo a dos de ellas, a Saida y a Asra. Las muchachas,
con una mirada de complicidad, brindan al curioso observador una danza infantil
que, en ocasiones, raya en la seducción. Sus trajes blanco y rosa y sus
movimientos infantiles se confunden, a veces, con giros y miradas de carácter
sensual que invitan al espectador a cruzar límites tanto físicos
como psicológicos. El espectador es partícipe de la dicotomía
entre niña/mujer, como si estuviera asistiendo al proceso de formación
de la identidad sexual de las protagonistas.
En esta video-creación,
Graciela Fuentes, intencionalmente, vincula el arte a la vida.
Convierte una escena de dos horas de grabación en tres minutos de proyección
que transforman de forma inmediata al espectador, quien, transfiere, de pronto,
su propia cotidianeidad, espacio, tiempo y atención al entorno de las jóvenes
Saida y Asra, asistiendo a un momento en la vida de las niñas en el que
intentan descubrirse a sí mismas y al mundo que las rodea.
La última obra
de Graciela Fuentes entronca con anteriores trabajos como el
de "Habitaciones" (Rooms) donde exploraba la relación
entre el espacio doméstico y la intimidad de sus habitantes. En aquella
ocasión, la autora, nos mostraba una serie de fotografías en las
que partes del cuerpo eran proyectadas sobre interiores domésticos plasmando
la fusión entre la materia corporal y el espacio material donde ésta
se desenvuelve. Ahora, la realidad de las dos niñas, se funde con la mirada
del espectador. Materia y espacio material dialogan con otra mirada y otro espacio.
Un diálogo provocado conscientemente por las niñas.