Hace poco
más de un mes, recibí por correo electrónico
una escueta y sobria invitación para ver un corto del realizador
Andrés Zaied, que aseguraba haberse entrometido
con un cuento de Borges en el megasitio You Tube. El tiempo
y otros laberintos impidieron el visionado inmediato de este trabajo,
difundido y reseñado brevemente por una importante cantidad
de bloggers y al que el periódico de mayor circulación
de Argentina le dedicó una nota con algunos merecidos detalles
adicionales sobre la realización. Sin ánimo de plagio,
al igual que el cronista del mencionado periódico, yo también
pensé en Takeshi Kitano cuando las ocupaciones
me dejaron espacio para ver ‘Episodio del enemigo’.
Pero el referente, es mero apunte asociativo. El trabajo de Zaied
se sostiene con solvencia, sin necesidad de recurrir a comparaciones.
Noventa segundos
de estética seca y certera, en un ambiente enrarecido de ‘falsedad
auténtica’ —como corresponde al espacio representacional
del sueño—, el corto no sólo exhibe las virtudes
de la síntesis y el encuentro con el Borges visual,
sino que se ubica en una zona fronteriza donde el simulacro deja paso,
por momentos, a un atisbo de realidad que acentúa el carácter
ambiguo de la experiencia. Contribuye también a ello, la decisión
de un doblaje simulado que obliga al espectador a prestar atención
a dos registros simultáneos: el de la escritura — como
elemento que reproduce la materialidad objetiva de un texto
de Borges, pero presentándolo como realidad segunda
respecto de un original en verdad falso —el diálogo
en japonés—, y el de la voz —como el ámbito
original de la interlocución, cuando en realidad sólo
se trata de ruido expresivo. Un efectivo juego de equívocos
reflejos que hubiese entusiasmado al autor de 'Episodio del enemigo'.
Un breve
diálogo con Zaied, a través del correo
electrónico, nos acerca un poco más a un estupendo trabajo
que promete continuidad.
Episodio del enemigo
Hice las tomas con una cámara
fotográfica de 5 megapíxeles y bajé el sonido
de Internet; buscaba audios en japonés. El procedimiento consistió
en localizar dos voces diferentes y tratar de encontrar tonos de voz
acordes al texto en español. Las edité por separado
para poder utilizarlas más tarde en la edición del video,
con más libertad que si hubiese tenido un track entero
de audio. El redibujo fue largo y lento. Aplicarlo a 25 cuadros me
llevó bastante tiempo y me obligó a trabajar mucho antes
de poder ver 5 segundos renderizados.
La
elección de un diálogo en japonés ¿se
debió a una intención deliberada de descontextualizar
el relato, a algo azaroso o a alguna preferencia personal?
Se debió
a una intención de extrapolar el cuento de Borges, de alejarlo
lo más posible de aquello con lo que se asocia a su autor.
Llegar a los malevos de Borges, pero en léxico japonés.
Me resultaba importante que los personajes no hablaran español
y pensé, antes de elegir los diálogos que finalmente
aparecen, en diversas formas de sonido, incluyendo alguno gutural.
Pero en definitiva, lo que más me gustaba estéticamente
era el japonés. Soy un admirador de la cultura japonesa, las
artes marciales, la organización social en la actualidad y
el medioevo. Me gusta mucho el animé, también.
¿Cómo
es el procedimiento para lograr que una filmación ‘realista’
se perfile como un comic?
Para el redibujo
me basé en el trabajo de Ralph Bakshi (*), director que se
caracterizaba por trabajar de ese modo el fílmico. Como yo
lo había hecho en video, decidí redibujar cuadro a cuadro
(24 cuadros hacen un segundo) lo que filmé. Lo hice con un
programa que me permitía ver cada cuadro filmado y dibujar
encima con un lápiz digital. La intención del redibujo
es básicamente estética. Por otro lado, era una técnica
de animación que no había probado; hago animaciones
2D y 3D, pero no había animado sobre video.
¿Qué
encontraste en Borges o en ese cuento en particular que te motivó
a realizar este trabajo?
Dos cosas:
primero, el desafío de "traducir" Borges a imágenes,
algo que no sucede con frecuencia. Y segundo, cuando leí el
cuento, lo vi; me di cuenta de que se podía filmar y no me
quise perder la oportunidad de hacerlo. Finalmente me fascinó
la forma en que el personaje escapa de su perseguidor, cambiando de
universo, pasando del mundo onírico al real.
(*) www.ralphbakshi.com/