Son ya siete años sin Freddie Mercury, el indiscutible líder del grupo inglés Queen. Murió de SIDA aproximadamente a las 7 de la noche (hora de Londres) del 24 de noviembre de 1991, apenas 24 horas después de haber hecho público su padecimiento.

Como homenaje musical, quise volver a escuchar algo de su obra. Preparé una buena selección de CDs del grupo e inserté el primero en el lector de mi computadora. Cuando el programa que uso leyó el contenido del álbum que había escogido para iniciar mi recorrido, éste se conectó automáticamente a una base de datos en Internet y me dio varias opciones para que yo escogiera aquella que debería usar para obtener, y después desplegar, la información de las canciones. Así lo hice y comenzó la música (¿acaso se ha detenido?).

Sólo por curiosidad quise ver en qué género colocaban el disco que estaba escuchando, y sucedió lo que de alguna manera ya me temía: el primer disco de Queen, homónimo, estaba clasificado como pop.

Existen grupos cuyos álbumes no pueden ser encasillados en un estilo específico y Queen es uno de ellos, ya que el grupo se distinguió siempre por la producción de temas de diversos ritmos. Esto es particularmente evidente a partir de 1982, con la salida de su disco Hot Space.

Sin embargo existió un Queen que produjo un rock de excelente calidad: aquel de los años 1973 al 1975. Las piezas que menciono a continuación pertenecen a este período creativo del grupo, y me dan el pretexto para recomendar los discos que las contienen.

De su primer álbum, Queen (1973), Keep Yourself Alive es una de mis preferidas. Siendo una muestra inicial estupenda de la calidad musical de los integrantes del grupo, es al mismo tiempo lamentablemente poco conocida sobre todo por los nuevos aficionados, que se acercan a la reina comprando únicamente las recopilaciones del grupo (aunque por allí exista al menos una que la contiene). De su segundo trabajo discográfico, Queen II (1974), puedo mencionar como favorita la extraordinaria cara dos casi completa (obviamente en la versión LP), que incluye Ogre Battle (donde ya sientan las bases que los llevarían a la perfección coral de "su obra maestra"), The Fairy Fellers Master Stroke (pieza que los acerca bastante al rock progresivo), The March of the Black Queen (grandiosa "marcha solemne-rock", si es que este término pudiera existir) y Seven Seas of Rhye (de manufactura espléndida y cuyo tema ya se probó como track final en Queen). En Sheer Heart Attack, álbum del 1974, se compila una dosis extraordinaria de potente y virtuoso rock que incluye, por mencionar dos, Brighton Rock y Now I'm Here. Después vendría, en 1975, uno de los mayores picos creativos en la historia del género: el álbum A Night At The Opera, que además de incluir piezas sumamente interesantes como Dead On Two Legs, I'm In Love With My Car y The Prophet's Song (ejemplo extraordinario del manejo en estudio del estéreo y el efecto delay -retardo-, junto con Brighton Rock del disco anterior), arrojó a la luz la que seguramente se encuentra entre los primeros 10 lugares de cualquier lista de mejores canciones rock de todos los tiempos: Bohemian Rhapsody.

Luego de estos discos Queen produjo muchos más con otros buenos ejemplos de rock, pero donde se nota que el camino a seguir fue paulatinamente cambiando hacia lo comercial, e incluso hacia lo bailable. Nada de esto es malo pero sí, por llamarlo de alguna manera, fuera del estándar de aquellos tres gloriosos años iniciales.

Hubo una coda: una de las últimas piezas donde Freddie y Queen nos brindaron un regreso a las raíces, esas que los hicieron únicos, está en el álbum Innuendo. El tema que da nombre al disco es quizá el último ejemplo claro y contundente del rock tan característico que este grupo extraordinario nos enseñó a disfrutar con los ojos cerrados y, ¿por qué no?, también con la boca abierta.