Fernando
Acevedo
| ¿Comprar... thrill?. Traducido al español, como sustantivo significa "emoción". Can't buy a thrill (No puedo comprar una emoción) es definitivamente un álbum que las regala en una extraordinaria mezcla música-textos que son todo yuxtaposición: jazz, blues y rock fundidos, en sonido; lo pequeño y cotidiano en la reflexión humorística, ácida o profunda que de ella se puede desprender, en palabras. Es el sello característico de Steely Dan. |  |
| ¿Steely...
quién? Hagamos un alto por un momento y hablemos de dos estudiantes que comparten escuela, lecturas y gusto por la música: Walter Becker y Donald Fagen. Después de tocar varias puertas de productoras discográficas y lograr un contrato para componer canciones, las horas extras las dedican al propio proyecto, un solo nombre que se convertiría en referencia, en estilo inconfundible, en música: Steely Dan. Es este el nombre "de grupo" bajo el cual nacerá Can't buy a thrill, su primer trabajo. Básicamente dos canciones atrajeron en su momento, 1972, la atención del radioescucha: "Do it again", de ritmo definido por algunos incluso como tropical, donde el guitarrista Deny Dias ejecuta un solo extraordinario y mágico de cítara; y "Reeling' in the years", un rock de manufactura clásica y finísima donde el también guitarrista Elliot Randall nos regala uno de los mejores, rítmicos (incluso dulces) y más armoniosos solos de guitarra de la historia de la música. Pero no. No estamos hablando de la concepción clásica de lo que es el rock, género desgraciadamente asociado al puro escándalo: Steely Dan lo sublima sin realmente autodefinirse como un "grupo rock", revelándonos que la cara de tres o cuatro notas en círculo y al infinito tiene también facetas de armonía, complejidad, finura, incluso delicadeza. Su rock, con evidentes bases jazzísticas, es arte, belleza y sensaciones que envuelven historias sencillas en Can't buy a thrill, del que recomiendo no sólo las piezas ya mencionadas sino también la extraordinaria "Brooklyn", la divertida "Only a fool would say that", el piano mágico de "Fire in the hole" y el todo armoniosamente reflexivo de la extraordinaria "Midnite crusier". Cualquier colección discográfica de música con grupos nacidos en la década de los 1970's, no podrá considerarse seria si no incluye Can't buy a thrill.
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