Magníficos
ejercicios para pasar el tiempo, considero que lo mejor de estos radica
en discutir cómo es que se eligieron "esos" diez discos
en particular. Ya son varias las ocasiones en que alguien me pide mencionar
tres características fundamentales para seleccionar mis preferidos.
Mis respuestas son: a) la calidad de los músicos la considero
excelente; b) el artista (o grupo) tiene un estilo único, inimitable;
es de esos que, cuando uno escucha algunos segundos de una de sus piezas
que no conoce (o no reconoce de inmediato), no puede dejar de decir
"estoy seguro que debe ser..."; y c) la música del
álbum seleccionado debe permanecer fresca en el tiempo. Uno de
los álbumes que considero cumple con todo lo anterior, vio la
luz hace treinta años; para ser precisos el 24 de marzo de 1973.
De él les quiero hablar.
The dark side of the moon, del grupo Pink Floyd, muestra en su
historia algunas particularidades que bien podrían bastar como
invitación para escucharlo por pura curiosidad: el ingeniero
de sonido fue Alan Parsons (a quienes algunos recordarán por
varios de sus proyectos individuales como Eye in the sky, Pyramid,
I robot, The turn of a friendly card o Tales of mystery and imagination
- Edgar Alan Poe, y quien fue inexplicablemente excluido del proyecto
conmemorativo de los 30 años, de reciente salida al mercado);
es quizá el único álbum de la historia del rock
en haber sido ejecutado completo en concierto antes de ser grabado en
estudio; fue uno de los primeros en incluir un sintetizador VCS3 para
generar las secuencias (sonidos repetitivos programados) que aparecen
en él; contiene intervenciones "habladas" en varias
piezas, registradas previamente en cinta magnética.
Pero la particularidad que mantiene el interés de las discusiones
sobre The dark side of the moon es el hecho de que algunos lo
consideran "un álbum conceptual". Con ello quieren
decir dos cosas: que más que un disco con 9 piezas (hay quien
lo divide en 11 piezas), es una sola pieza musical dividida en 9 partes,
y que todas ellas giran en torno a la idea de la locura. Hace poco tiempo
Roger Waters, uno de los más ilustres componentes de la banda
original (junto con David Gilmour), añadió un punto más
al misterio de las "razones" del proyecto: "...has envejecido,
te falta cada vez más el aire y estás un día más
cercano a la muerte...". Y sin embargo, aparentemente en contra
de lo anterior muchas de las piezas pueden ser escuchadas individualmente.
The dark side of the moon, como concepto, invita efectivamente
a una revisión de la locura, estado mental que las creencias
populares asocian precísamente a este astro: si una luna llena
puede evocar tranquilidad, paz, armonía, ¿qué puede
provocarnos el divagar sobre aquella parte siempre oculta que jamás
vemos, que nunca nos muestra su cara pero que sabemos perfectamente
que está allí? La reflexión del grupo habla de
ese lado que nos acompaña silencioso, escondido, y que cobra
fuerza cuando el equilibrio de nuestras vidas se ve roto por aquello
en lo que estamos inmersos y que llamamos "vida diaria".
En cuanto a calidad musical, en The dark side of the moon encontramos
magníficos solos de guitarra por parte de David Gilmour; bajos
impresionantemente marcados, a veces casi silenciosos pero omnipresentes,
de Roger Waters; los teclados dulces y evocadores de Richard Wright;
las percusiones precisas, detalles ambientales magníficos de
Nick Mason. No sólo eso, existen a lo largo del álbum
efectos sonoros como el concierto de cajas registradoras en "Money",
los pasos que corren en "On the run", los inquietantes latidos
en "Speak to me - Breath". Particular atención merecen
la potente voz de la cantante invitada Clare Torry en "The great
gig in the sky", así como las intervenciones de sax en "Money"
y en "Us and them" del también músico invitado
Dick Parry.
Para terminar,
la permanencia en el tiempo. La leyenda quiere que la casa discográfica
EMI dedicara una de sus fábricas única y exclusivamente
a la edición de The dark side of the moon, quien estuvo
en la clasificación norteamericana por 730 semanas consecutivas.
Es el cuarto disco más vendido de todos los tiempos (los primeros
tres son Thriller, de Michael Jackson; la banda
sonora de Saturday night fever; y Rumors, de Fleetwood
Mac).
Estuvo
en la clasificación de Billboard de los mejores 200 álbumes
durante 723 semanas (el mayor tiempo de permanencia de un disco), y
no pudo tener una "segunda etapa" porque en abril de 1988
la revista determinó la regla que impide regresar a su lista
a discos que han descendido de la posición 200. Seguramente entre
las mejores 10 grabaciones de la historia de la música rock,
The dark side of the moon debe ser materia obligatoria tanto
para los amantes de este género como para quienes no lo son,
pues nació en una época de cambios tecnológicos
que dejaron su marca en muchas de las expresiones musicales actualmente
en boga. Desde su grabación en los estudios Abbey Road entre
junio de 1972 y enero de 1973, llevada a cabo en una consola de 16 canales
recientemente instalada, el álbum continúa siendo un producto
musical joven. Cada generación encuentra atractiva esta propuesta.
Aquellos que vimos aparecer The dark side of the moon continuamos
buscando, y seguramente encontrando, en este trabajo calidad sonora
y excelencia musical que no decaen con el tiempo. Sin ninguna duda,
para escuchar atentamente.
The
dark side of the moon.
Pink Floyd
David Gilmour - Guitarra, Voces y VCS3
Roger Waters - Bajo, Voces, VCS3 y Efectos en cinta
Nick Mason - Percusiones y Efectos en cinta
Richard Wright - Teclados, voces y VCS3
Etiqueta (CD, edición 25/oct/1990): Capitol, B000002U82
Etiqueta (CD, edición de 30 aniversario, 25/mar/2003): Capitol,
B00008CLOA